OFICIOS ARTESANALES EN EL PARQUE QUE AÚN PERDURAN EN EL TIEMPO

El paso de milenarias culturas por esta zona rica en minerales ha dejado una huella irrefutable en su artesanía. Y también, gracias a ella, hemos podido conocer cómo era la vida de los primeros pobladores a finales del Neolítico y en la Edad del Bronce (3000-2000 a. de C.).

La Cultura de Los Millares, crisol para pueblos invasores procedentes del Egeo, nos deja la cerámica, la cestería, los tejidos de esparto y los metales. Restos cerámicos y del ajuar doméstico encontrados en la necrópolis de Los Millares nos hablan de la importancia que se le daba al más allá, su preferencia por instalarse cerca de las minas y siempre en emplazamientos naturales donde encontraban agua y abrigo. 

En Níjar nos encontramos con la necrópolis de El Barranquete, con el nacimiento del poblado El Tarajal y el de Amarguilla (cerro de Las Palomas) al este de la barriada. 

Junto a cada uno de los 107 esqueletos de humanos hallados en 1968, se encontraba por lo menos un recipiente de cerámica. Vasijas decoradas con motivos simbólicos -ojos, soles, animales, figuras geométricas-.

Hoy, únicamente un cartel de la Junta de Andalucía indica que nos encontramos ante un conjunto arqueológico con cerca de 3000 años de antigüedad.

La Cultura del Argar, en el segundo milenio, desarrolla el trabajo de metales con nuevos materiales como el oro, la plata y el hierro para confeccionar vajillas, alhajas, herramientas y armas. Los tejidos se perfeccionan con las aportaciones del lino y el uso del telar Se trabajan también las pieles y se continúa con la cestería y la cerámica.

Estos pobladores entierran a sus muertos individualmente en tumbas socavadas en el suelo, denominadas ‘cistas’, o en el interior de grandes tinajas cerámicas, las famosas ‘Pithoi’. 

En la comarca de Níjar se han hallado yacimientos en el Marchal de Inox y en el Cerro de los Tiesos, en el poblado de La Molatilla cerca de Las Negras, en Las Hortichuelas y también en Sierra Alhamilla, más concretamente, en el cerro del Rayo y en el cerro de Enmedio. 

Los romanos (218 a. de C.), además de ánforas en el Cabo de Gata y en las playas de San José, de Cala Higuera y de Los Escullos, nos dejaron obras hidráulicas y restos de calzada. De esta época datan los molinos de piedra, reemplazados siglos después por los hidráulicos y en el siglo XIX por los de viento.

Adiós al molinero, pero nunca al panadero

Los molinos de viento dibujan un paisaje muy característico en todo el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Dejaron de funcionar todos en los años 70, pero dos de ellos, el de Fernán Pérez y el de San José, han sido enteramente rehabilitados. El de Las Negras ha cambiado su funcionalidad y hoy alberga una oficina de turismo.

Se dice que el descubrimiento del pan con masa fermentada se debe a que un panadero egipcio habría dejado una pulpa de cereal al aire durante varias horas y la mezcla, contaminada por levaduras salvajes o bacterias, habría ido fermentando y aumentando debido a la multiplicación de los microorganismos en la harina.

En cualquier caso, los egipcios son considerados los primeros panaderos profesionales, e incluso se cree que inventaron el horno, con un espacio para la combustión y otro para la cocción.

El oficio de panadero era uno de los más valorados de la época, y muchos emperadores romanos liberaron a los panaderos de ciertas obligaciones, al considerar que era un gremio útil para el Estado.

En Níjar, al menos dos panaderías elaboran el pan artesanalmente: La Tahona, situada en la calle Escuela Hogar 1, y La Virgen del Rosario, en la calle Real de las Eras 8, que baja del Ayuntamiento.

El conocido ‘pan de Níjar’, de forma redondeada o alargada, rescata del pasado la molienda del grano en piedra, una buena masa-madre en reposo entre 18 y 24 horas, y cocciones en hornos de solera y leña. El resultado, un pan exquisito que… ¡huele que alimenta!

La cerámica de Níjar, séptima generación ininterrumpida de alfareros

La alfarería es quizás la artesanía más popular en la actualidad y la que mejor ha sobrevivido a la crisis del plástico.

La cerámica de Níjar es la mejor muestra de persistencia árabe a través de los siglos. Aún se conserva todo un barrio separado del casco central con la apariencia externa de un pueblo que se dedica a la misma labor; incluso es una visita muy interesante ver el horno árabe exento que aún permanece en pie en el centro de un grupo de casas, las alfarerías, dedicadas a una actividad de cuyo proceso compartían la cocción.

Hoy siguen trabajando entre cuatro y cinco talleres: los ‘Baldomero’ y los ‘Granados’ son los más antiguos.

“Este barrio se sitúa entre dos ramblas porque a los alfareros de antaño solo les dejaban hornear dos noches a la semana y según la influencia de los vientos”, cuenta Matthew Weir, un ceramista inglés afincado en Níjar que ha vivido mejor que nadie la transición de la cerámica cocida con leña a cocer en hornos de gas y eléctricos.

En la actualidad, Matthew, junto con Chloé Van der Mije y Sophie Cuendet, forman parte de esa nueva cerámica que, sin romper con el pasado, innova en formas y texturas con dibujos y motivos decorativos de gran calidad.

El telar de mano horizontal con pedales: las jarapas

Esta máquina maravillosa es el primer artilugio que recicla lo que ya no sirve y puede ser pasto del olvido. El ‘tejero’ o la ‘tejera’ juega con sus rodillas, con sus lanzaderas, con sus hilos, con sus pies y con sus manos. Y del juego nacen largas tiras tejidas: la jarapa, que luego se convierte en mantas, cortinas, colchas, o lo que cada cual quiera.

“Vivir del tejer es casi imposible porque es algo muy manual. Los materiales son muy caros y el proceso es largo”, cuenta Isabel Soler, desde la tienda nijareña de ‘Los milagros’.

Isabel recoge el algodón o la lana cruda para hacer la madeja y la tiñe con colores que ella misma extrae de las plantas: cúrcuma, cáscara de nuez, índigo, cochinilla, eucalipto…, lleva haciendo tintes desde hace 30 años. Todo lo aprendió de su abuela. Viene de la familia de las ‘Aguirricas’, mujeres que tejían en telares muy antiguos para todo el campo y los cortijos.

Por Marisa Ramírez Trapero

 

Bibliografía: www.argaica.es , https://repositario.uam.es, Guía visual Níjar y su Comarca, Guía de Almería, territorio, cultura y arte.