Fernán Pérez

Este enclave agrícola y ganadero encierra, a pesar de su reducido tamaño, una serie de edificaciones por las que se respira la historia de la zona. Es el caso de su noria de sangre, los aljibes y el acueducto, importantes ejemplos de la gestión tradicional del agua en un paraje tan árido, su molino de viento, su iglesia (de las más antiguas de Níjar) o el literario Cortijo del Fraile.

El acueducto de Cortijo Huerta Grande se construyó a finales del s. XIX para transportar el agua desde una mina de Cortijo Expósito, en la Sierra de Cabo de Gata, hasta la finca “Huerta Grande” que le da nombre. Tiene una longitud de 170 m., distribuida en 42 arcos de distintos tamaños, llegando a alcanzar, el arco central, una altura de 9 m. y una anchura de 6.

Fernán Pérez cuenta con uno de los 14 molinos de viento que aún se pueden ver en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, construidos durante el s. XIX para moler el grano aprovechando las corrientes de la zona. Se trata de construcciones muy poco corrientes en Andalucía, tan sólo predominantes en Cabo de Gata y Vejer de la Frontera (Cádiz).

El Cortijo del Fraile es un ejemplo perfecto de las grandes explotaciones agroganaderas almerienses tradicionales. Levantado en el s. XVIII por los frailes del Convento de Santo Domingo de Almería y posteriormente vendido a particulares, esta finca combina la arquitectura típica levantina con influencias de arquitectura culta. En 1928 tuvo lugar en sus inmediaciones el conocido como “crimen de Níjar”, que sirvió de inspiración a Federico García Lorca para su obra de teatro Bodas de Sangre, lo que suma valor literario a su ya importante valor entográfico.

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